El Océano al final del camino, de Neil Gaiman


El océano al final del camino. Portada edición rústica.

Una novela sobre el recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros.

Hace cuarenta años, cuando nuestro narrador contaba apenas siete, el hombre que alquilaba la habitación sobrante en la casa familiar se suicidó dentro del coche de su padre. Este acontecimiento provocó que antiguos poderes dormidos cobraran vida y que criaturas de más allá de este mundo se liberaran. El horror, la amenaza, se congregan a partir de entonces para destruir a la familia del protagonista.
Su única defensa la constituirán las tres mujeres que viven en la granja desvencijada al final del camino. La más joven de ellas, Lettie, afirma que el estanque es, en realidad, un océano. La mayor dice que recuerda el Big Bang.

Vengo de la literatura clásica. Me licencié en Filología Hispánica, me especialicé en siglo XX, así que me considero una persona bastante formada en los clásicos españoles. Por supuesto, esos clásicos siempre han sido realistas. No, en España, si no te vas a Galicia (Álvaro Cunqueiro, en el XX; Pardo Bazán, en el XIX) es difícil encontrar literatura de fantasía, o terror, o fantasmas. Claro, si te bajas de siglo (próxima parada siglo XIX) es algo más fácil llegar a la literatura de ese tipo.
Portada de Cuando el viejo Sinbad vuelva a las islas, de Álvaro Cunqueiro

Lo cierto es que crecí pensando que la «otra literatura», la que no es «literatura seria», «literatura de verdad» era, en el fondo subliteratura. 
Lo bueno de tener un hermano «friki» es que puedes aprender muchas cosas que no te vienen dadas de otra manera. Él solo leía esa literatura que a mí no me interesaba y viceversa, así que un día hicimos una apuesta. Yo leería el Hobbit y él Frankestein. Ya, no era la literatura clásica y realista española que se esperaba, pero era canónica dentro de la historia de la literatura.
Portada de El Hobbit edición de lujo.

El Hobbit es lo mejor que ha escrito, probablemente, JRR Tolkien, y me encantó, pero tampoco fue el descubrimiento que esperaba (nadie es perfecto). En cambio, un día, investigando los libros que mi hermano atesoraba en su habitación (una habitación que solía estar cerrada) encontré Neverwhere de Neil Gaiman. Esa sí fue una obra que transformó mi manera de ver la literatura. Desde entonces Gaiman se convirtió en el Mago, el Señor de la fantasía...
Poco a poco, a lo largo de los años, he ido empapándome de Gaiman siempre que he podido. Desde que tengo una librería, además, voy descubriendo ese pequeño universo que Roca editorial va ofreciéndonos de diferentes maneras, con diferentes precios, con muy distintas ediciones. Pero siempre Gaiman.
 
Neil Gaiman

El océano al final del camino llegó a mis manos de manera accidental y, por supuesto, lo leí y me enamoré del texto.

«Cada cual recuerda las cosas de una manera; nunca encontrarás a dos personas que recuerden exactamente lo mismo, fueran testigos de ello o no. Dos personas pueden estar muy cerca la una de la otra, y sin embargo tener percepciones muy distintas sobre determinado asunto».
Lo más curioso de este libro es que, cuando lo acabas, no sabes el nombre del protagonista porque Gaiman no lo da, porque no importa, porque la historia va más allá de cualquier palabra que puedas recordar. El océano al final del camino es un sueño que acaba llevándote de la mano a la niñez, y te hace sentir el miedo a los monstruos extraños y terribles que se esconden en las sombras.
Pero, ¿por qué el nombre del niño no aparece? Porque todos somos ese niño, pero ninguno podría ser las Hempstock:

  • Lettie Hempstock: es una niña de once años, bastante lista y valiente, se hace amiga del protagonista y, en esencia, es la responsable de todo lo ocurrido, ya que fue ella la que se lo llevó al lugar extraño donde estaba "la pulga". Es la que lo resuelve todo con diplomacia y un enorme poder.
  • La anciana señora Hempstock: es la abuela de Lettie, una señora muy vieja que pasea por las noches por su granja con un enorme bastón. Es muy sabia y le encanta recortar pedazos de tela y volverlos a coser. Además suele ordeñar las vacas y preparar la leche diariamente.
  • Ginnie Hempstock: es la madre de Lettie, la hija de la anciana señora Hempstock. Es una mujer muy inteligente también y muy cariñosa, es bastante regordeta y adora tener en casa al protagonista.

Leer El océano al final del camino es adentrarse en un mundo que es el nuestro, pero no lo es; es volver a ser niños y tener esperanzas y sueños y amar profundamente aquello que nace de nosotros y que nos refleja tal y como fuimos.

«Me pregunté quién era yo, algo que solía hacer a esa edad, y qué era exactamente lo que estaba mirando la cara reflejada en el espejo. Si la cara que estaba mirando no era yo, y sabía que no lo era, porque seguiría siendo yo le pasara lo que le pasase a mi cara, entonces ¿qué era yo? ¿Y qué era lo que estaba mirando?».

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